martes, 16 de septiembre de 2008

Suicida

Pensé en lo malo que había sido, pensé en que no había persona más mala, que yo le había dado todo, lo había puesto al centro de mi vida, le había dado mi alma, mi cuerpo, mi vida, y mi dinero; todo lo que yo tenía dignidad, orgullo, todo se fue al tacho cuando me dejó. Me dejó sin saber qué hacer, me dejó de la nada, de un día para otro, y no contento con eso, decidió torturarme, y aunque bueno fuera que hubiese sido con la indiferencia; pero no, él decidió presentarme su nueva vida, dejarme una carta idiota con pretextos que de nada servían, ¿qué te habías enamorado de otra? ¿Que ella estaba embarazada, y esperaba un hijo tuyo? ¿Qué ella era linda así y asa? ¿Qué la conociste en el trabajo que yo te conseguí? ¿Qué así es el destino? ¿Que el tiempo lo cura todo? ¿Que ojala pueda rehacer mi vida? ¿Qué ojala algún día lo perdone? ¿Qué no lo odie?, ¡Que no te odie maldito imbécil! pensaba todos los días durante un año, un año en el que no me enamoré de otro así como él, un año en el que no me volví más linda, un año en el que el destino me repetía día a día que miserable me veía sin él, un año en el que mi vida se fue a la mierda, en el que no pude perdonarlo y lo odié más cada día.

Ha pasado un año, y aún lo odio y lo amo; varias veces nos hemos cruzado pero no quiso darme la cara, por que en el fondo sabe lo cobarde que fue al dejarme solo con una puta carta y sin decirme una sola palabra a la cara.

Para colmo de males mi papá murió a los 2 meses, yo desconsolada pensaba que por esa ocasión especial al menos vendría a darme la cara, al menos para que me desfogue con él, que iba a soportar todos los insultos para que yo me sintiera mejor, y al final me diría que aunque ya no me ama, al menos me quiso un poco y que estaría ahí y que me iba a acompañar al menos por esos días, porque sabía que no tenía a nadie. ¡Pero no! ni una puta llamada me dio, ni una carta así como las que acostumbraba a hacer para que me enterara de sus errores sin tener que verme a la cara, nada, ni una sola.

Me la pasé llorando y tuve que enterrar sola a mi padre junto a mi madre que había muerto de cáncer dos años antes, sentía que me quedaba sola, y ya ni siquiera me quedaba él para echarle la culpa de mis desgracias, ya ni siquiera me quedaba mi padre para ir a verlo cada vez que necesitaba un abrazo, ya no tenía a nadie.

Perdí mi trabajo, me despidieron porque contrataron a una mujer más joven y más linda, que luego me enteré que era la hermana de su nueva esposa, perdí la casa porque nunca pagó la hipoteca, hipoteca que sirvió para pagar al abogado para que no lo metan a la cárcel por estafador.

Tuve que irme a vivir a casa de mi padre, una casa casi en ruinas que me hacía recordar que así estaba mi vida desde que se fue; destruida.

Por eso es que hoy he tomado la decisión de tomar todo este frasco de pastillas; eso es lo que quiere el destino para mi; le hecho la culpa al destino y a ti maldito imbécil, les hecho la culpa de haberme destruido. Al destino que no me permitió volver a hacer mi vida cuando cada mañana me levantaba diciendo que iba a ser un día distinto, ¡pero no! no me lo permitiste destino maldito, siempre me tenía que pasar algo, y mira lo que haz logrado ahora; y al idiota ese, le hecho la culpa de todas mis desgracias, ahora dormiré hasta morir, y nadie sufrirá, porque a nadie le importo.
D i a n a

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Eres Emo?

Checho

Contadores de Cuentos dijo...

Era emo, ahora te hablo del más allá... o del más acá?

D i a n a

Azucena Oré Vereau dijo...

Que conmovedor. Nada lejos de la realidad.

Te leo

Diana Sauval dijo...

Me gustó mucho, muy realista, casi diría que demasiado... da miedo XD
Espero que "él" se haya sentido culpable, da mucha pena la protagonista de esta historia.
ojalá que sigas escribiendo

besos!

Contadores de Cuentos dijo...

gracias diana; la idea de estos cuentos es qeu la gente se los crea.
Un beso

D i a n a